jueves, 9 de abril de 2015

Mejorando el empleo público

Todos conocemos la desidia que en muchos puestos de trabajo rodea la monotonía en el funcionariado de oficina. Palabras tales como "vuelva usted mañana", ilustran de manera triste pero sincera la realidad del día a día en las oficinas del sector público. Lo que se transcribe en una disminución del bienestar social y de la productividad en nuestra economía.
La culpa no la tienen los trabajadores, por supuesto, quienes simplemente son personas que se han adaptado a ese entorno de ineficiencia laboral. ¿Quiénes son pues los culpables de esta indeseada situación? El dedo acusador podría señalar sin mucha duda a los políticos, quienes formando parte del sistema público son cómplices de la no modernización del sistema. Sin embargo no vamos a empezar todavía a preparar la guillotina a nuestros políticos, los cuales como de costumbre se empezarían a echar la culpa unos a otros, luchando por el puesto de menos mediocre. No. En este caso en vez de darles una excusa más para que hagan la pantomima de todos los hemiciclos, voy a optar por señalar unas cuantas medidas que podrían venir a bien a nuestra maltrecha economía. ¿Quizás las medidas son demasiado modernas para unos partidos políticos estancos, o de unos populistas que se podían confundir con los vendedores ambulantes del siglo pasado que tenían en su libro de recetas mágicas todos los remedios habidos y por haber? Quizás. O quizás los políticos empiecen por fin a abrir los ojos...el tiempo será quien decida.
Empezaré pues enunciando una serie de medias que podrían ser realmente convenientes para un aumento de eficiencia y bienestar en nuestra economía.
 La reforma del empleo en el ámbito público es complicada, debido a su rigidez, tanto de despidos cómo de movilidad funcional. Es por tanto lógico plantearse un mercado laboral público que permita una flexibilidad interna, para que no se den casos ni de excesivo trabajo, en el que surjan inmensas colas, ni de estar enfrente del escritorio sin tener nada que hacer. De esta forma se tendrían las ventajas del mercado laboral privado en cuanto a su flexibilidad móvil, y así mismo la des-empleabilidad del mercado laboral público.
Otro factor a reformar es la des-incentivación de los funcionarios. Dado que no se puede incentivar a que los trabajadores desmotivados hagan su trabajo por medio del despido, se podría implementar un sistema de incentivos positivos a quien realice unas metas laborales. Uno de estos incentivos positivos podría ser la flexibilidad en el tiempo a la hora de realizar el trabajo, y hacer la parte que sea posible desde casa. A las personas que completen una cuota de trabajo, se podrían beneficiar de esta flexibilidad. Este ejemplo podría resultar muy conveniente, ya que no se priva a otros trabajadores de sus ventajas, si no que se premia a quienes cumplen con rigor su trabajo.
Aventuro que realizando este tipo de medidas, tanto los funcionarios como la economía española aumentarían su bienestar global.

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